lunes, 4 de febrero de 2008

Procreación

La vida de Sara comienza como un acontecimiento deportivo: una carrera, donde trescientos millos de espermatozoides se presentaron en la “Pista de la Vida”, y lucharon con toda sus fuerzas para alcanzar la meta: el óvulo. Su camino fue largo, difícil, lento, oscuro, húmedo y de todos ellos, sólo ella logró la íntima fusión del núcleo del espermatozoide con el núcleo del óvulo dan do lugar, a un nuevo ser: La Hija de Ambos.

Qué ocurrió después

Inmediatamente después de la fecundación se define como ibas a ser, su carácter y recibes un testamento hereditario, tanto las cosas buenas e inofensivas, como las malas enfermedades genéticas, que le regalamos tus padres, tus abuelos y parientes cercanos. En ese mismo instante quedo fijado que serías una niña de piel morena, cabello rizado y ojos marrones. Durante 280 días aproximadamente, te alimentaste, moviste y tuviste la difícil misión de formar tejido, órganos, rasgos y facciones, se crearon las condiciones necesarias para desarrollarse, se formo la placenta y el cordón umbilical que te protegió y se aseguró de tu nutrición, ellas permitieron el íntimo contacto entre las dos: el materno y el fetal. Tiempo en que nosotros tus padres fuimos y seremos responsables de crear un ambiente de tranquilidad y serenidad.

Primer Trimestre


En los primeros meses se empezó a formar tu médula espinal y a diferenciarse la cabeza del feto, tu corazón comenzó a latir, se formo tus rasgos faciales y las extremidades a finales de este trimestre ya tenias piernas y brazos y podía sentir tus leves movimientos.

Segundo Trimestre


Tus movimientos eran mas fuertes y seguidos, sabía cuando estabas dormida y despierta, tu cerebro se desarrollaba a gran velocidad, tus ojos y orejas estaban casi formadas, casi todos tus órganos vitales están formados y algunos funcionando.

Tercer Trimestre

Aquí ya podías oír y ver, te colocaste en posición para esperar el gran día, todos tus huesos estaban endurecidos menos el de tu cabeza, ya todos los órganos estaban listos para salir al mundo exterior, menos tus pulmones que funcionaran cuando nazcas.

El Gran Día

El parto fue inducido con la ruptura artificial de la bolsa de aguas y la aplicación de una hormona llamada Oxitocina, la cual estimula las contracciones del útero. A pesar de las sondas, inyecciones y dolores, sentía un agradable calor humano que me daba confianza y fe. En las siete horas que duró el parto aprendí que ese calor humano me lo estaba regalando mi hija. Tenía miedo, pero mezclado con la linda certeza de que te conocería, y que con esfuerzo, dolor y lágrimas te ayudaba a descender por la difícil y oscura pendiente que significa nacer. Con la emoción que se siente al estar tan cerca de la persona que se ha esperado por tanto tiempo, me puse a temblar de frío, alegría y miedo. ¡falta poco!, ¡puje! Fueron las últimas palabras que alcance a oír, interrumpidas por un sobrecogedor llanto de recién nacido.

La Hija de Ambos

El medico dijo es una niña, olvidándome de todo los que estaba pasando ahí, en mi cuerpo, levante la vista y seguí con la mirada a la diminuta mujer que lloraba a todo pulmón, desnuda, con los brazos abiertos, la piel untada y roja de furia. Vi como la limpiaban, la envolvían y nos la entregaban así, para el resto de nuestras vidas. Yo preparada para ser madre y él para ser padre y en la casa un lugar especial destinado para ella.