lunes, 4 de febrero de 2008

El Gran Día

El parto fue inducido con la ruptura artificial de la bolsa de aguas y la aplicación de una hormona llamada Oxitocina, la cual estimula las contracciones del útero. A pesar de las sondas, inyecciones y dolores, sentía un agradable calor humano que me daba confianza y fe. En las siete horas que duró el parto aprendí que ese calor humano me lo estaba regalando mi hija. Tenía miedo, pero mezclado con la linda certeza de que te conocería, y que con esfuerzo, dolor y lágrimas te ayudaba a descender por la difícil y oscura pendiente que significa nacer. Con la emoción que se siente al estar tan cerca de la persona que se ha esperado por tanto tiempo, me puse a temblar de frío, alegría y miedo. ¡falta poco!, ¡puje! Fueron las últimas palabras que alcance a oír, interrumpidas por un sobrecogedor llanto de recién nacido.

2 comentarios:

damarys dijo...

Me parece muy lindo de tu parte hacerle o dedicarle tu blog a tu hija. Es una mezcla de lo que es el embarazo para toda mujer con la experiencia de lo que fue el tuyo.....Suerte

odalis mendoza dijo...

Se que para ti tu familia es muy importante y que la llegada de sara para ti fue lo mejor que te pudo haber ocurrido en ese momento, de igual forma te digo que Dios no pudo encontrar una mejor madre para ella... te deseo de todo corazon lo mejor del mundo para ti, tus hijos, tu esposo y en general todo tu hogar.

Sara es una niña muy linda y se que tu lo sabes mejos que yo.